En este post, Alex Müller, socio y director comercial de Concep, nos esclarece una serie de dudas que probablemente se planetan muchos farmacéutic@s sobre su farmacia. Gracias a su experiencia (más de 1400 reformas en su haber), van a quedar claras muchas de las incógnitas que se plantean los farmacéuticos
Las farmacias están cambiando a pasos acelerados. Tras dejar atrás la imagen exclusiva de una botica volcada en la preparación de medicamentos y fórmulas magistrales, cada vez el farmacéutico ha visto más la necesidad de completar su actividad con funciones más enfocadas a incrementar la venta libre, realizar una adecuada atención farmacéutica y gestionar correctamente su farmacia.
Si a ellos le unimos de que en los últimos años la transformación del sector es innegable, con un marco legal transformado, un margen comercial cada vez más estrecho y una competencia de otros canales cada vez más agresiva, unido a un cambio de perfil en el consumidor, quien cada vez demanda más soluciones y servicios, desde nuestra empresa entendemos que la reforma integral es cada vez más importante.
De hecho, cada vez abarca más aspectos y no significan un lavado de cara, sino una auténtica transformación que transmite decisivamente un nuevo concepto de farmacia.
El principio básico para establecer cuáles son los criterios diferenciales den cada caso es conocer a los clientes-pacientes y ver cómo podemos aportarles valor para que se puedan identificar con la farmacia.
Todos sabemos que un cliente, cuando elige en qué establecimiento suele adquirir un producto o servicio determinado lo hace en base a la calidad, el precio y el servicio. Dado que en nuestro sector, en cuanto a los 2 primeros estamos bastante acotados, dado que la calidad es la misma y el precio viene en gran parte marcado, la clave radica en la búsqueda mediante un análisis de 360º de un valor añadido de nuestro negocio (VAN) que permita marcar la diferencia.
Básicamente, dicho valor se consigue mediante una gestión óptima de los 4 pilares básicos de la farmacia: sus Compras, sus Ventas, su Cuadro de Mando y su Equipo.
Por tanto, debe la farmacia debe elevarse a una perspectiva más amplia, haciéndole ver la necesidad de concebir su actividad como el equilibrio entre un negocio y un establecimiento sanitario.
En este punto hay que tener, sin embargo, muy en cuenta un aspecto clave. La principal diferencia es que nos encontramos ante un establecimiento sanitario y nunca podemos ni debemos perder este valor diferencial.
Por ello, hay ciertas líneas rojas, ciertos límites que no podemos atravesar, dado que de lo contrario, el lugar en el que no tratamos a “clientes”, sino a “pacientes”, perderá su principal fortaleza para afrontar las amenazas de nuestro sector.
Por ello, la reforma debe estar enfocada siempre al mantenimiento y maximización de dicha variable, dado que es ésta la que ha conseguido que el profesional sanitario se haya ganado a lo largo de muchas décadas el prestigio y la confianza de la sociedad, siendo actualmente el profesional más valorado en toda Europa.
Por último, destacar que para que esta situación no desestabilice económicamente a dicho negocio, existen fórmulas que permite ir realizando sucesivos cambios quirúrgicos en la farmacia, muy perceptibles para el consumidor final, pero muy interesantes desde el punto de vista operativo y económico, y que consisten, básicamente, en construir una base estable a la que en cada momento, en función del gusto, la necesidad, o la época, se le cuelga un “traje” determinado, para poder ser completamente versátil y flexible ante las nuevas tendencias y necesidades de su entorno.
A modo de conclusión, cabe indicar que entender la oficina de farmacia como un Centro Integral de Salud, nos permite ofrecer un abanico muy amplio de productos y servicios a sus pacientes.
Es por ello, que dicho establecimiento, tanto por su imagen exterior como su diseño interior, debe mostrar dicho aspecto en todas y cada una de sus manifestaciones.
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