La
imagen que se forma en nuestra cabeza es el resultado de la percepción
sensorial del producto. Hablamos de experiencia externa: lo que oímos, vemos,
tocamos del mundo exterior. Y de la interna: lo mismo que el anterior pero
mezclado con la memoria interna y nuestras creencias (ese olor de la infancia,
nuestra voluntad de comer solo productos orgánicos, una canción especial...)
Por
tanto si la percepción de un producto es una mezcla de fenómenos externos como
de experiencias que recibimos, ¿qué podemos hacer desde la farmacia?
Crear Experiencias
-En
el blog del Club de la Farmacia, Carlos Aires, hablaba de las happening áreas y
salas de espera, un lugar “diferenciado en la farmacia” donde el usuario se
sienta especial y perciba el producto de manera diferente.
-Especialización del equipo de la farmacia.
¿Qué percibes cuando acudes a un establecimiento y quien te atiende es capaz de
darte una explicación muy cualificada de un producto?
-Probar
productos en la farmacia de un modo especial: en una zona destinada a probar
productos de ortopedia por ejemplo en el caso de pacientes mastectomizadas.
-Crear
grupos “formativos” entre los clientes que hayan vivido experiencias similares:
pacientes ostomizados, madres lactantes, pacientes oncológicos que quieran
aprender y compartir con otros usuarios con las mismas características.
-Entorno
diferente.